jueves, 16 de abril de 2015

De la Pasión, y pasiones políticas...


 "Cartas alemanas" , segunda parte. Viene de la entrada: "El gozo en la yerba".

Tengo, como ya se sabe,  una amiga alemana que este curso se nos ha venido a realizar un Erasmus.


Está encantada con Salamanca, y con todo lo que ve por acá.

La Semana Santa nuestra le interesa mucho, pero en estos días pasados hubo de regresar a Berlín, pues le reclamaban unos asuntos con una familia que tiene en Grecia, o algo así. Pero antes de ayer, Lunes de Aguas, ya había regresado. Y fue en esta pastoral tarde, en el lío de la yerba con los hornazos, limonadas y demás, cuando me pidió que le contara algo de la tradición de las procesiones. Yo le había enseñado ya fotos de los desfiles nazarenos de estos días, y andaba la mujer con la pena de habérselos perdido.

Comencé explicándole que la cosa se dividía en parroquias, y que en cada parroquia, ya se sabe, había especial devoción por un santo particular. Luego seguí que a cada grupo les gustaba un determinado color para sus ropajes, y que ese cromado les servía para diferenciarse de la colación vecina. Dije también que en la Semana Santa era cuando salían a las calles con sus prendas de devoción,a captar fieles y a inclinar intenciones, y que los más formidos de cada cofradía eran los que llevaban sobre sus hombros las carrozas partidarias. 

Y que los demás salíamos a las calles a guardarles el paso, con torrentes de lágrimas a veces, o en mudo corrillo otras, u orquestando caceroladas ,que son músicas destempladas, cuando lo que vemos no es de nuestro aliento.

Pero que los más, insistí, nos quedamos quietos viéndolos pasar; como a dos velas.

Yo no sé si mi amiga alemana se estaba enterando de algo cuando le contaba esto, pero diría, por los ojos que le vi, que algo le estaba llegando. Ella lamentaba mucho haberse tenido que ir, y no haber visto la legendaria tradición de la Pasión hispana, y como me pareció verle unos ribetes de pena, pues que me propopuse consolarla.

No te apures, mujer, le dije, que tienes suerte, que como este año es electoral hasta aburrir, las procesiones de las parroquias políticas las vamos a tener casi a diario. Y entonces separé del mantel la tortilla de patata, el hornazo,las demás viandas..., y saqué mi cuaderno para empezar a dibujar.

Mira,me inicié, en primer lugar desfilan los azules. Estos son de un tiempo a esta parte los cofardes que más devoción suscitan. Son los que mandan, pues tienen "La Santa Voluntad Popular" , y con túnica o sin ella, con capirote o al descubierto, hacen y deshacen casi a su antojo. Son devotos del flagelo de las cuentas comunes, del recorte social, de dar cilicio al Estado del Bien Estar; amigos de los canónigos de la Banca, de los sacristanes de lo empresarial de tendencia suiza, y del látigo y de la larga llaga de no llegar a fin de mes para los asalariados. Y de pasar el cepillo de la hacienda allá por donde van, también.Eso es lo que da, le explico, haber tenido en la última procesión la mayoría en la Sagrada Urna Electoral, que, como ves, es lo que procesionan en su carroza. Su capataz es hombre serio y de palabra contenida, pero ahí le tienes arrengando a sus muchachos: ¡Vamos, con orgullo, con más piel..., que se note que sois del PP...!



Y claro, mi amiga me dice que qué es eso del PP, y le cuento que son de la cofradía de los PleniPotenciarios.

Los siguientes, continúo, son los colorados, que conocieron tiempos mejores, pero que últimamente lloran en busca del Santo Voto Perdido. Andan algo difusos, con la identidad un poco desteñida,repartidos por sacristías encontradas, y con una mística que no se sabe si es de izquierdas o de un centro fofo. Aunque ahora van más decididos, y su joven capataz apenas puede silenciar a estos costaleros que le han traído de Andalucía y que avanzan al paso de : ! ERE,que ERE, Osú...! 

La siguiente carroza es la de los morados, o púrpuras, o violetas, que uno no sabe muy bien por donde se tintan estos muchachos. Son nuevos, y aunque al principio no eran de procesionar, ahí que se han echado carroza y desfilan como locos con sus Sacros Anillos del Creciente Poderío.

A estos les siguen los naranjas. Unos advenedizos, les llaman los que en esto de carrocear por las calles electorales tienen tablas, pero ahí llegan con paso sigiloso llevando en su carroza a la Santa Bisagra, advocación menor en la política patria, pero que va cobrando sus adeptos.

Y los de la carroza verde que les sigue, son un grupo de gente desunida de izquierdas que debían ser rojos, pero que bajo tantos clarines han desfilado, y que han oficiado durante tanto tiempo de monaguillos en los altarcillos del poder, que le han cogido el gusto , se han relajado, y les han salido unos brotes musgosos que ni sé, así que procesionan una cosa poética que llaman el Largo Suspiro.

Y al final, que casi ni se les ve, vienen los magenta. Estos prometían, le digo a mi amiga alemana, pero que últimamente se han enrredado en herejías, en separaciones, en desplantes entre sí, y andan en consecuencia intentando llevar como pueden a la Señora de la Buena Extinción.


Y mi amiga me mira risueña, le brillan los ojitos como a los gatos, y por un momento sospecho que esto que le cuento ya se lo sabía...

Y es que ya vamos aprendiendo que no se puede subestimar a los alemanes.



Me pide otro trozo de hornazo, sirvo un poco más de tinto, y nos aplicamos a las tajadas; cosas que hasta los legos saben que son de más enjundia, cuando se anda por la hierba.

Publicado en el periódico digital
Salamanca rtv al Día,
miércoles 15 de abril de 2015.

Ángel de Arriba Sánchez
El Escribidor del Tormes

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