miércoles, 29 de julio de 2015

El hombre del viento


Luis Navarro Navarro, venteando su cosecha de garbanzos.
Aldeatejada(Salamanca), domingo 19 de julio de 1015.
Venía yo por un camino de polvo rojo.

Pedaleaba en la tarde, ya cuarteada, bajo un calor  rencoroso que no me perdonaba el sudor. Era la hora en que los girasoles empiezan a dar cabezadas. Un viento áspero, rasposo, como de lengua de vaca, recorría los rastrojos, subía y bajaba por los tesos, peinaba las alamedas de los regatos, e iba por los caminos de polvo blanco, por los del rojo, y por donde le vagaba.

Llegaba yo a Aldeatejada, y en un huerto que sorbía los suspiros de las escuálidas aguas del arroyo Zurguén, me encontré al viento juguetón haciendo de cedazo. Salía de las manos de un anciano, se arremolinaba en un puñado de garbanzos, por el tobogán de la bajada se alimentaba de cáscaras, y, como criatura engolosinada, se volvía a poner a la cola para repetir el vértigo de la limpiada.

Orillado junto a la cerca de piedra, me entretuve en el venteo que el hombre hacía de sus legumbres. Reparé en la fuerza con que tomaba los puñados de la carretilla, en la cadencia de la subida hasta la altura de su cabeza, y en el tiento de la suelta de los garbanzos. Mi mirada iba juguetona como el aire estoposo de la tarde, y tanto hube de ir arriba y abajo, que llegó un momento en que me pareció que  hasta las nubes se querían meter en sus manos, y salir entre los dedos a jugar con el viento.
Luis Navarro, el hombre que doma al viento.
 Y en estas que el anciano reparó en mí. Que de dónde venía con los calores que redoblaban en el campo, y que a dónde me  acercaba, me preguntó con palabras delgadas. No hizo falta que su voz  me tamizara más que éstas, para que le cogiera el deje. 

Y tanto que éramos paisanos, y con su habla salaína de la Sierra de Francia, me contó que era de Valero, pero hacía más de 50 años que no vivía por allá, que se había venido a estas llanuras, y que desde hace trece años habitaba en la localidad. Que se llamaba Luis Navarro Navarro, para servirme, y a quien de buena voluntad se acercara; que tenía 82 años y que había entretenido sus días siendo no más que pastor.

Y que llevaba días esperando al viento de esparto en el que estábamos para la limpia de sus veinte kilogramos de legumbres, también me lo dijo con su entrañable deje serrano. 

Me fijaba en los garbanzos que ya iban limpios, y pensaba que eran muy pequeños, más aún que los de Pedrosillo. Cosas de la sequía de este año, me decía Luis sin dejar de columpiar entre sus dedos al viento. Pero que los suyos nunca eran de mucho engorde, aunque, eso sí, sabrosos y mimosos en la boca como la mantequilla.

Y luego nos dijimos de la grana de nuestras vidas. Cuatro cosas; cuatro mojones nada más para dar razón, cuatro datos cosechados de nuestros años echados al aire de los días, limpios de cáscaras, y que guardamos, como  legumbres en sus tarros, en la memoria.

Y aún así, cuántas piedrecillas, cuántos abrojos, cuántos insectos se nos cuelan y ocultamos en nuestros recuerdos.

A los diez años, me decía Luis, había empezado a pastorear cabras allá por su Valero, entre las peñas, por los valles, entre jaras y pinos, subiendo a la Sierra de la Quilama, durmiendo al raso en los veranos, y añorando el verano en los inviernos. Luego, el pastoreo de los años de había traído a las grandes fincas de estas tierras, y -apuntaba con orgullo- no entrarían en las gradas de un buen campo de fútbol, los ganados que tiene guiados por las dehesas.

Sí, ya se sabe: Luis no ha sido más que un pastor. Pero allí, mirando sus ojos chiquitos como garbanzos en su vaina, llenos de chispas de sol, sintiendo su untuosidad de mantequilla, y escuchando el deje común de mis abuelos, yo me decía:He aquí un Pastor, ¡nada menos!, he aquí un hombre que sabe domar al viento.


Nadie sabe cuánto sol, ni agua, ni viento, ni fuego, ni hielo, ni guiños de las estrellas hacen falta que caigan sobre los campos para que alguien coja de su parcela un puñado de garbanzos.


Acaso nunca sepamos tampoco, qué es lo que hace que de una vida quede apenas uno puñados de cosa, delgadas, chiquitas, famélicas a veces por la sequía, pero eso sí: nutricias, sustanciosas, y buenas para los pucheros de los días, y para compartir en una tarde de ardoroso viento.

Ángel de Arriba Sánchez
El Escribidor del Tormes

Gracias, Luis por compartir la noble semilla de tu vida...

jueves, 16 de julio de 2015

En el azul serrano



José Valdivieso, cámara de Tv CyL, rodando en la Plaza de Eloy Bullón de Sequeros.
17 de junio de 2015.


Pasé los días azules de mi infancia en Salamanca.
León Felipe


“Cuando las mimosas redondean el amarillo, llegaron unos cineastas a mi pueblo”, así comienza un relato propio titulado “Queríamos tanto a Ana Torrent”. En este texto fabulo si mentir, que en esto se diferencia la literatura de la mala política, sobre los días en que se rodó en Sequeros la película “El nido” del director Jaime de Armiñán, con los actores, entre otros: Héctor Alterio, Ana Torrent, Patricia Adriani, Agustín González, Luis Politti…, y que fue candidata al Oscar a la mejor película de habla no inglesa.

Aquellos, eran días de marzo del transitorio año de 1980.

En tránsito andaba el país, de vuelta, alejándose de sus mejores años, andaba el pueblo por el que correteaba, y hasta la sangre nuestra, la de los muchachos que participamos como extras en aquel filme, andaba también de mudanza de la niñez.

Yo tenía, a la sazón, 13 años, y rondando esta edad estarían los demás compañeros de aula. Un mes, si no recuerdo mal, fue lo que duró el rodaje de la cinta en nuestra tierra. El equipo se asentó en Sequeros, y desde aquí salieron a rodar a la Honfría de Linares de Riofrío, a las Casas del Conde, y a San Martín del castañar.

Y de esto, de la emoción que nos produjo la llegada, y de los días que acompañamos al equipo en el rodaje de escenas varias, es de lo que narro en mi relato.

Rodando en el Mirador de la Cruz, La Cabezuela, Sequeros , Salamanca.

 Un día recibí un mensaje. Lo enviaba José Antonio San Martín de la Riva, director en Castilla y León Televisión del programa “Castilla y León de cine”. Que había leído mi relato, me decía, y que si tenía inconveniente en que me entrevistaran sobre mi experiencia en el rodaje de “El nido”. Por supuesto que no, respondí, y me comprometí a llevarles a la Sierra de Francia para mostrarles las localizaciones naturales de la película, y a buscar a mis compañeros en aquella aventura de la niñez, por si querían también participar,

Y así lo hicimos el pasado 17 de junio, en que José Antonio salió con un equipo móvil de Valladolid, me recogió, y pasamos toda la mañana rodando y entrevistando en Sequeros. Gracias a la amabilidad de los sequereños, las facilidades puestas a nuestra disposición por su alcalde, Mauricio, y al buen hacer y simpatía de Mariona, de la Oficina de Turismo, pudimos hacer el rodaje sin premuras en las Iglesia de El Robledo, en el viejo, único y bello liceo el Teatro León Felipe, así como por las calles, la plaza de Eloy Bullón, los soportales de la Calle Concejo y el extraordinario paraje de La Cabezuela.

E iniciada la tarde, nos acercamos hasta San Martín, en donde almorzamos, momento en que mis acompañantes no dejaban de elogiar las chacinas, las carnes de la tierra, las frutas, y el vino de rufete (variedad autóctona, les decía y redecía) que nos sirvieron.

Rodando en San Martín del Castañar, Salamanca.

Luego seguimos apresando imágenes por las sinuosa calles de esta otra singular villa serrana, y en su iglesia, la de soberbio artesonado mudéjar casi gemelo del que también enseña orgulloso El Robledo sequereño. Y nos demoramos en la balconada de su espadaña, lugar fílmico donde los haya. Y en las escuelas, donde me vino un recuerdo de celuloide en una de las aulas, y allí me volvía a ver,  sentado en un pupitre escuchando una lección a la bella maestra.

Y ya oigo el ¡corten!, para terminar las escenas de esta crónica.

Pero antes diré, que al inicio del viaje, el director televisivo me confesó que había oído hablar mucho de Sequeros, y de San Martín del Castañar, pero que no los conocía. Yo intenté decirles de los encantos de estos lugares mientras el coche avanzaba hacia el sur.


Pero solo cuando, ya a las puertas de mi casa en Salamanca nos despedíamos, supe que me entendían. Y lo supe porque traían, como yo, que es de entender porque venía de los azules días de mi infancia, la mirada calada de brillos celestes; como quien sale de un cine después de haber visto maravillas tantas.



Editado en el
Periódico de la Sierra
julio de 2015

Ángel de Arriba Sánchez
El escribidor del Tormes

En el Teatro León Felipe,Sequeros, Salamanca

Rodando en San Martín del Castañar,Salamanca.

Rodando en San Martín del Castañar, Salamanca.

Entrevistando a Ana Rodríguez Miguel en la plaza Mayor de Sequeros, El Altozano.

En la Cabezuela, con Mauricio, Alcalde, y José Antonio San Martín de la Riva, y José Valdivieso.

domingo, 5 de julio de 2015

Yo, aquel griego...


Si logras cruzar con tus tropas el río Halys,
destruirás un poderoso imperio.

Respuesta del oráculo de Delfos a Creso, rey de Lidia,
Año 546 antes de nuestra era.



Cada año, desde hace mucho, llegadas las páginas de lino que se gasta el verano, me siento griego.

Ilustración que hice con motivo de las elecciones griegas de enero de 2015.
Publicado en el periódico digital Salamanca Rtv al Día.
En España, algo de eso de mover la cama a los partidos tradicionales se ha producido
en las elecciones municipales y autonómicas del 24M. ¿O no?
Esto me ocurre desde los trece, o los catorce años de mi edad, cuando adquirí dos libritos de permanente relectura desde entonces en mis estíos, y que son de los más queridos de mi biblioteca. Hablo de “Historia de Roma” y de “Historias de los griegos”, del autor italiano Indro Montanelli (FucecchioFlorencia22 de abril de 1909 -Milán22 de julio de 2001). El propio autor explica la sutil diferencia de los rótulos de sus obras: “…de Roma”, y “…de los Griegos”, y cuenta que su intención no fue evitar la sosa repetición del tituleo, sino remarcar que, si bien Roma fue una historia de pueblo, de nación en piña, de soberbio imperio de oficio de hormigón…, la de Grecia es, sobre todo, de hombres, de individuos de terca individualidad que vivían en singulares polis independientes, en colonias prófugas y muy suyas, y que pasaban los siglos entretenidos en azarosas contiendas entre sí por quítame esas pajas, más que por propósito de hacer argamasa en sus cartografías.

Por aquel entonces del que cuento, yo vivía en Sequeros, en la Sierra de Francia salmantina, y ya sabía de los griegos por mis libros de la EGB. Sabía de ellos, sí, y los buscaba con la natural inclinación que buscan en los pilones el agua las caballerías. Así que me costó la paga de diez duros durante siete semanas, pero me hice con los libros, y los consumí con fiebre lectora bajo las amables sombras de los álamos, que aún no habían sucumbido a la grafiosis, de nuestro peculiar parque de “El Barrero”.

Mi viejo libro. Edición de Plaza & Janes, 1963.
El pobre está tan gastado, que cada vez que
me ve asomarme a él, sus páginas salen corriendo
.

Y así se me iban en mis hojeos las mañanas y las tardes, ignorando los peloteos del fútbol de mis amigos, los sucedidos que nos contábamos en la pandilla, el tanteo a las hermosas chicas veraneantes, el rodar bicicletas por los montes, o las zambullidas en las pozas del río. Y no por abulia estacional o de carácter, no, sino porque andándome  yo en el secreto de las aguas de Heráclito, en el compadreo de los números de Pitágoras, escuchando algo de las pláticas de Sócrates, de Aristóteles y de Platón; conociendo los amores versados de Safo, sabiendo de nereidas líquidas y otras ninfas de bosques, teniendo noticia de las rodadas que con su carro hacía Apolo por el cielo; viendo los grandes regates guerreros de  Leónidas en las Termópilas, o los de los héroes de  Salamina, o los  que daba, tanto en el área chica como en la grande de los céspedes del mundo el sin par Messi, perdón, que digo Alejandro

Andándome yo por todo aquello, me decía ufano: ¿para qué necesito  la consabida cosa de mi pueblo?

Y por entonces Dionisos no estaba en la casa, aunque, en las carnes mías y en las de las de los de la pandilla, ya se le esperaba sin saberlo, y teníamos albañiles que pavimentaban en nuestra sangre  las calles por donde lugo procesaría.
Ilustración publicada en el diario digital Salamanca Rtv al día. Febreo de 2015.
¿Quién sale y quién entra en esta cosa?
Hoy, 5 de julio de 2015, se sabrá.
 Y ocurre que hoy, 5 de julio de 2015,me siento más heleno que nunca, porque mientras echo estas letrillas de opinión por los mediterráneos virtuales estos, los griegos, los de hoy, están haciendo una cosa que inventaron, como tantas: preguntar sobre los asuntos de la Polis al pueblo.

Toda esta semana he estado pensando en este asunto. Todos los días buscando crónicas en los diarios, artículos de premios Nobel, opiniones de expresidentes, de presidentes presidenciales, y demás gentes que en esto tienen escudos de armas.

Y esto para qué, dirá el otro. Quién te manda, si en el fondo ni nos va ni nos viene, insistirá con un pasotismo que no llamaré olímpico para que no os vayáis a creer que hoy estoy sembrado.

Ayer leí una entrevista sin desperdicio (casi una arenga guerrera) al ministro griego de finanzas Yanis Varufakis, este hombre arduo en ardires que nadie sabe si creer por si te viene con lo del caballo de Troya, y a mí me pareció el Ulises de la odisea que se traen las finanzas comunitarias, (Irene Hdez Velasco, El Mundo, 4 de julio de 2015). Antes, durante la semana, había leído opiniones varias de los premios Nobel norteamericanos: Paul Krugman, y Josep Stiglitz, ambos contrarios a que Grecia acepte las condiciones de la troika y claramente postulados en el no en el plebiscito heleno de hoy. Igualmente esclarecedor me pareció el artículo de Javier Albisu ( El Norte de Castilla, 3 de julio de 2015) sobre la opinión de Thomas Piketty, economista francés, y autor de un ensayo de exponencial éxito (2 millones de ejemplares) sobre el incremento de la desigualdad en estos tiempos de pertinaz crisis en la que nos andamos, y nos andaremos tú, yo, y el otro currito: “El capital en el siglo XXI”, libro que ya me estoy buscando, por muchas semanas que me haya de quedar sin paga para tenerlo. Aquí el autor, muy comedido, habla de lo mala que es la propuesta de la troika, que hay otros caminos argumenta, y que hay que andarlos, y que la salida de Grecia del euro sería una catástrofe para Europa, literalmente el inicio del efecto dominó de su fin.

También leí aquí y allá las opiniones de los egregios, esos ex que tiene cada país a los que les sale tanto olor papal (de infalibilidad), y los que de vez en cuando se sueltan un cuesco mediático con tufillo legislativo, y muchos cuartos en conferencias. Y daré razón de la de Felipe González Márquez, (El País, Cecila Ballesteros, 2 de julio de 2015), porque el hablar de lo que ha dicho José María Aznar, no es que me de risa; es que voy ya con prisa. Y bien, Felipe, metido últimamente en loables asuntos venezolanos, dice que los del referendum del presidente Tsipras, es un error, pues, cuando se elige a alguien, no debe salirse en la primera curva. Y yo también lo creo, pues el gobierno ha sido elegido para tomar resoluciones, no para volver a preguntar en cada cosa de la casa.

Claro que, me digo, si el señor Aznar nos hubiera preguntado a los españoles si queríamos ir a pegar tiros a Irak con el tejano y el Toni, tal vez, pienso, muchos se lo hubiéramos agradecido.

También, acuérdate, nos preguntaron si queríamos la Democracia aquella y ésta de la que disfrutamos, cuando aún rugían, como luego salieron a dar zarpazos, los tanques en los cuarteles patrios… Cosas de troikas de generales eran aquellas, me dice un adepto. Pero quita, quita, le digo, que esta transición en la que  se andan los griegos, es de otro palo; acaso de uno que no viene ni en la baraja.

Y de lo que dice nuestro presente, el presidente Rajoy, al que no le adivino nada de griego, fíjate, ni de céltico, aunque sí gallego,  y dada la cosa de que me lo preguntas, y dado su flema británica, y su concienzudo registro de las propiedades germanas, como que no le veo muy ibero.

Pero te diría, si me hubiera traído la pantalla de plasma, que no lo ha hecho mal en los corrales de la España. Aunque, esto, si me lo permites, te lo pongo otro rato en diferido.

Yo, y esta ya es mi opinión, pienso que lo que ocurra hoy en Grecia es vital para ellos, y para todos los europeos, que a todos nos afectará lo que hoy ocurra, pues se está jugando saber si los ciudadanos seguimos teniendo derechos políticos, o nos hemos quedado en meros peleles pagafantas de las decisiones de nuestros mandatarios pasados, presentes, ay, y futuros, y de los interminables juegos de las bancas y finanzas mundiales.

Como iniciaba termino: cada verano me da por ponerme sandalias y la túnica solar de las letras y sentirme griego. Y hoy más que nunca, que me traigo un Nai, Oxi, Nai, Oxi, Nai…, que no me aclaro.

Será que como tú, y como los anónimos ciudadanos de ese mi querido país, solo alcanzamos a  saber que no sabemos nada.

Pero te dejo, que siento música de Mikis Theodorakis, y quiero volver, a meterme en las páginas del maestro Indro; aquellas en las que había un sabio gobernante llamado Pericles, y, ya lo sabes, yo era griego.


Publicado en el periódico digital
Salamanca Rtv al Día
Domingo, 5 de julio de 2015.



Ángel de Arriba Sánchez
El escribidor del Tormes

Posdata: En la cita del inicio, Creso, el rey lidio, hizo caso al oráculo, cruzó el río y atacó a Ciro el Grande de Persia, y así cumplió el vaticinio: destruyó un imperio. Claro que, éste fue el suyo.  Así se las gastaban los de Delfos, y él sería el último rey del próspero país Lidio.

Yo no sé quién habrá acudido a los oráculos de las finanzas en esta contienda europea, si Tsipras y Varufakis, o Merkel y compañía.

El río se ha cruzado, esperemos que en esta ocasión no sucumba ningún imperio: ni el de las monedas comunales, ni el de los comunes derechos de los ciudadanos.


Fotografía de Sakis Mitropilidis ( AFP)  El País, 4 de julio 2015.
¿Por qué este hombre que ha trabajado toda su vida, seguro que en un oficio humilde,
pero digno,
se ve así con su libreta de ahorros y su DNI por los suelos por no poder sacar su pensión?
¿Cuánta plusvalía se están levando los cherifontes de la banca mientras tú, yo, y el otro currito andamos por las aceras de la realidad? 
Me llega, me llega esta foto...


Nota del martes 7 de julio de 2015: 
El Referendum realizado el pasdao domingo 5 de julio, dio una clara victoria  a los partidarios del NO  ( 61, 3 % No,  38, 7 % SI ) y de esta manera se aceptaba la postura del gobierno de Tsipras de rechazar los términos de la Troika. 
Ayer lunes,día 6, el ministro griego de finanzas Yanis Varufakis , despues de la victoria de su postura, dimitió para facilitar las negociaciones. Se fue en olor de multitud de sus compatriotas, y dejando un gran descanso por las sedes europeas. Antes de irse dijo: "Llevaré con orgullo su odio".
Yanis cruzó el río Halys, y destruyó, como Creso, un imperio: el suyo, el de su puesto de ministro... 


Despedida de Yanis Varufakis. El Mundo, martes 7 de julio de 2015. Foto AFP

¿O no ha sido así? 

Ciro, el rey de Persia derrotó a Creso y, como era costumbre en aquellos tiempos,preparó una pira para ofrecer su prisionero a sus dioses por la victoria. Pero el rey Lidio comenzó sobre la leña a hablar de Solón, el sabio gobernante de Atenas, con tanta pasión que al rey Persa le entraron ganas de saber más de aquel legislador tan magnífico. Y perdonó la vida a Creso, y durante el resto de su vida lo mantuvo como protegido en su palacio.

A Varufaquis, a pesar de su derrota dulce ¿No le ocurrirá lo mismo? ¿No se pegarán las universidades para que les vaya a dar conferencias? ¿No se lo rifarán los medios?

La historia es apasionante. El presente, ya veis, amigos, no tiene por qué serlo menos.