miércoles, 26 de noviembre de 2014

Palabras para Paula

La semana pasada supe de la muerte de dos mujeres. 

Ambas tenían 88 años, mucho carácter, y su qué de leyenda. Una se llamaba María del Rosario Cayetana Fitz- James Stuart...y todo lo demás. La otra: sólo Paula Gómez Calama. 

Cayetana fue la duquesa de Alba, mujer mundana,  muy mediática y la aristocrática con más títulos del mundo. La duquesa  tenía en su linaje ducados grandes y pequeños, marquesados, condados y demás cosméticos nobiliarios, como lustrosas cuentas de un rosario de siglos.

Paula también tenía su título : "Paula, la del Barrio Nuevo", como la filiaban los vecinos. A esta mujer el mundo se le asomaba por las noticias del telediario, y acaso guardara el collar de nácar de su primera comunión.
De la duquesa se cuentan muchas historias y folclores; de paula que asustaba un poco a los niños y que le gustaba mucho regar su calle. 

A una le había citado la muerte para un 20 de noviembre en Sevilla, a la otra cuatro días antes en La Alberca, en la Sierra de Francia de Salamanca, de donde la mujer apenas salió. Lo único que podría unirlas, y esto forzando la cosa, es que hace siglos, el municipio serrano perteneció a la oronda casa de Alba.

Y aun así, me entran ganas de ponerme pedante y decir que fueron vidas paralelas.

Ambas vivieron la que les tocó, y tal vez cada una intentará desprenderse  en ocasiones de su condición. Las  dos supieron de la grandeza que se requiere para seguir en los años, y de las flaquezas  que asolan los días.
Con cada una de ellas sólo coincidí en una ocasión, y de ambas recuerdo nuestra plática. 

Cayetana me caía bien, hizo muchas cosas por el Arte, y a ella no le faltarán plumas que la recuerden.  De Paula apenas sé que plantó muchos pinos en su juventud, y las palabras que siguen, las que escribí después de nuestro encuentro el pasado 14 de septiembre,  son para ella.

Paula Gómez Calama en su casa de La Alberca, el 14 de septiembre de 2014.

Y aún oigo las campanas

Se llama Paula y tiene 88 años.

Pues anda hijo -me decía- que no eran amigos ni nada mi padre Pedro y tu abuelo "Juan y Medio". Mi padre era guarda, ¿sabes? , y se iban a cazar en cuanto podían. Y claro, salió una foto muy repartida por el pueblo; de allá por los años cuarenta, la de una montería de un grupo de cazadores y entre ellos el pintor Ismael Blat.

Ay hijo - me volvía a decir-yo no sé para qué vivir, con lo que tengo trabajado, por los pinares, poniendo plantones, por los huertos, con el ganado y por aquí y por allá.

Sonaban las campanas, y yo que si no iba a Misa. ¿Y para qué, hijo, y para qué? Así que seguimos con el replique de nuestra palabras.

Que estaba soltera, y que cada día le costaba más engañar a la vida para que siguiera su peonada. Y que allí, en aquella buena casa que sacia la hambruna vegetal en su fachada, vive su sobrino que la atiende y le trae la comida.

Y sonaban las campanas.

Y yo me buscaba en mis adentros un pose del Unamumo, o de alguien así para decirle, para templar su frío ánimo de domingo. Ay, hijo, que tú no sabes lo que me tengo trabajado, y los sinsabores y la  fatiga que me han cobrado mis días.

Batiendo su parla seguía la mujer, el aire se quería desmentir del estío, el sol repartía por las calles su eucaristía diaria de luz y sombra, el acero de las campanas se lo bebían las nubes, y yo empeñado en disparar con los perdigones de mi infancia a la nostalgia. 

Era una hora calma en un lugar hecho de piedras, barro, maderas, claros y oscuros serranos por cientos de generaciones sufridas como Paula. Un lugar donde nací; un aire donde quieren renacer siempre mis ancestros.

Enmudeció el metal, y quedó un gran convite de nupcias en la vida.

Ya en el regreso, veía por las ventanillas un cielo de azur, los pinos alzados sobre la montaña que acaso recuerden la mano que los plantó, y al pueblo  quedándose atrás en el retrovisor como una gran escudo  de memoria con sus oros y sus platas.

Y aquí, y ahora, entre el blanco del texto, aún  oigo las campanas.


Artículo literario aparecido en mi columna de opinión en
 Salamanca RTV al Día, periódico de información digital
de la provincia de Salamanca, España.


Ángel de Arriba Sánchez
El Escribidor del Tormes

Paula falleció en la madrugada del domingo 16 de noviembre de 2014.
In Memoriam.