sábado, 13 de junio de 2015

El pacto de los ríos

Cangrejo azul apresado en el río Tormés, Salamanca, España, por un grupo de amigos
el domingo 7 de junio de 2015. Foto original.

"En río revuelto, ganancia de pescadores..."
Refrán, dicho, o cosa popular de las españas.



Hoy se resuelve en nuestro país el parto de los montes electorales del pasado mayo.



Hasta aquí ha estado la cosa de colores: Que si el rojo, que si el violeta, que si anaranjado es el amanecer, o que si el azul que sobreabunda.Y casi todos nos hemos sentido en esta ruleta multicolor un poco iris,pero sin arco, y sin fechas ya también para decidir, ay, lo que quisimos contar en la página de las peceras..., perdón, digo urnas electorales.



En nuestra ciudad, Salamanca, esto ha resultado muy notorio, al tener que jugar su partida los cuatro en liza en los azares de la ruleta de los pactos (PP: 12 concejales, PSOE:7, Ganemos - coalición en la que se encuentra Podemos-: 4 concejales, y Ciudadanos, otros 4 ) .


Y en esto, mira por dónde, que a la fauna de nuestro río, El Tormes, también se le ha ocurrido  enseñárnos nuevos cromos.

Ocurrió el martes pasado en mi barrio, El Zurguén. En la cuadrilla hablamos todavía de colores, pero sólo de blaugrana tricolorado de laurel, y del pálido merenge Bernabeu. Y en esto, que me cuentan que el domingo día 7 se había abierto la veda, y que tres de ellos se habían ido más arriba de la Aldehuela a pescar cangrejos.

Cangrejo azul apresado en el río Tormés,
Salamanca, España,
por un grupo de amigos

el domingo 7 de junio de 2015. Foto original.
A mí, por si lo preguntas, también lo que más me gusta de estos crustáceos, es la salsa, como a ti, y me desagrada, el andar en tanta rebusca ósea, como en política, para lo poco que nos untamos en el pan de cada día.

Pero, además, podría admirar el andar acorazado de las formaciones, lento,a veces hacia atrás, pero nunca retrógado, y siempre bien pensado; y odio el afán depredador, carroñero, que como me dice el otro, gustan de practicar  estos crustáceos de la estación de las urnas.

Y que no me hables de política; me dice Eustaquio, de 49 años, y con cuatro en el paro, ese lecho fluvial donde no queda más que arrastrarse, sin posibilidad de que le pesquen a uno. Aquí debería ir otro “ay” inspirado y resentido, sin exclamación alguna, pero no lo pondré, que anda cara la tinta.

Y la tinta en la que andábamos los de la cuadrilla en la barra del bar, y la salsa rica de nuestro ratillo, iba a ser que estos tres se habían topado con un cangrejo totalmente azul. No el pardusco autóctono que hace ya que anda extinto como tantas ilusiones, ni el rojo americano que tiene todo fango conquistado; si no azul, muy azul porcelana. Era, me aseguraban, un especimen de un color inaudito, raro, de los que nadie había visto, como también es raro y casi nadie ve como los billete de quinientos euros.

No voya a poner aquí las cervezas que hicieron falta para que bajaran la pecera donde lo tenían. Pero la bajaron, y decían verdad, en esa urna de seres presos, la criatura lucía como luce un  cielo límpido después una lluvia desahogada. 

Que puede ser alguna bacteria que les haya entrado, o tal vez una especie invasora de esas que se sueltan en los ríos cuando se enfrían los regalos adquiridos en las tiendas de las mascotas, me dijo un amigo técnico de la Confederación Hidrográfica del Duero al que llamé. Y uno, que anda mucho por internet, nos dijo que en Estados Unidos hay un río en Florida, en el que todos los cangrejos son de azules presencias.

Y es que, lo que no haya en USA, no lo vayáis a buscar a parte alguna, dijo el otro.

Y la mujer del bar, la amable guisandera de las pescas y cinegéticas de la pandilla, erre que erre..., y que no, que nada de que guisara ella los bichos si eran azules, que a ella le gustaba los colores que debían de ser, y que , aunque no hacía ascos a la nueva cocina, no era de cosas raras ni de fusiones en sus fogones.

Y entonces yo salí con aquello de que en la cocina, como en política, todo sabe a los perejiles de los acuerdos, y a las especias que como explicaciones de atril, en directo o en diferido, tú les quieras echar a las salsas que se pacten en las cazuelas de los despachos.

Foto. Idem las anteriores...
Y es que ya sabes: ha habido en estas semanas mucho guisoteo político en nuestra ciudad, como en toda España, y en algunos de los platos salidos de la cocina, me río yo del Adriá. 

Aquí, en Salamanca, ciudad de plateresca cocina, querían una propuesta de ensalada roja con frutos de mar, pero no pudo ser, y al final volvemos a lo conocido de la cocina tradicional, que no serán las "patatas meneás", dice uno más.

Y en este guiso de colores que hemos tenido en el río ciudadano de nuestra ciudad, hoy tendremos alcalde sobre el mantel de nuestras calles, que será el que era ayer.

Y ha sido al final el blanco quien resuelva el color de la salsa municipal ( Alcalde del PP con la abstención de ciudadanos).

Será porque la harina siempre es buena para el rebozo de la tajada principal.

Y para espesar la salsa, dice la cocinera que no nos quiere guisar.

Y todo eso pasaba mientras, ya lo veis, en nuestro Tormes a los cangrejos les daba por andar también en pactos de color.

Y pienso que el panorama de nuestros ríos patrios seguirá de color revuelto hasta los nuevos pactos... Que serán los de la Moncloa, pero no aquellos de la Santa Transición que rublicara el maestro Umbral, no, sino por los del butacón del palacete madrileño, para el el cuál, digo yo, se abrirá la veda, en los aún lejanos días de nuestro otoño.

Y para el que ya, ay (y van tres), preparan  con vistas sus cestas los pescadores de votos revueltos, sí, y como traen las aguas: multicolores.


Publicado en el periódico digital
Salamanca Rtv al Día,
sábado 13 de junio de 2015

Ángel de Arriba Sánchez
El Escribidor del Tormes





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